Esta situación es novedosa en derecho, a la hora de identificar la Propiedad Intelectual, y por tanto los derechos del autor, cuando las creaciones son generadas por una máquina. Quien le iba a decir a Julio Verne, allá por los principios del siglo XX, que su obra sería vista, primero como literatura de aventuras y ficción, y después, como una visión previa a avances científicos y tecnológicos, que harían realidad…